martes, 30 de junio de 2015

Madurez Espiritual



(Hebreos 5:13-14) “Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño; pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal”

Madurar es tener conocimiento acerca del bien y del mal que como jóvenes estamos rodeados osea saber discernir.
El ser maduro no es pensar que uno puede ser más que otro, no es dejar de ver caricaturas de televisión, dejar de jugar con sus hermanos y amigos, dejar jugar con muñecas y comenzar a jugar al enamorado o enamorada, comenzar a tratar a los padres como un “pana” más de la casa, o comenzar a ir a las fiestas y vivir la vida loca.

Como lo dije anteriormente, es saber discernir entre el bien y el mal en el que estamos rodeados como jóvenes y seres humanos. En poco sentido de la palabra, hablando como jóvenes naturales, madurar es aceptar sus errores y tratar de mejorar en ellos, jugar con sus hermanos y amigos y comenzar a disfrutar de la vida, siempre y cuando seamos realistas en ese aspecto, porque madurez también es aceptar que no todo es color de rosa y comenzar a ver los problemas de la sociedad y no tratar de escapar de ellos, más bien aceptarlos.
No tomar una actitud de prepotencia porque eso te hace ver más que un niño malcriado, no eres presidente de la vida de otro, simplemente ayúdale cuando esa persona no pueda triunfar ante su defecto.
Comenzar a enfrentar los problemas familiares y no huir de ellos, sino más bien comenzar a ayudar a triunfar sobre ellos.
Una persona que escapa de los problemas no es madura, es un cobarde inmaduro.

Y algo duro que nos toca a todos es que madurar no es comenzar a hacerle caso a las hormonas cuando se alborotan y comenzar a jugar a los enamorados. Sino más bien es comenzar a saber esperar en Dios a la persona indicada para ti y decirle a las hormonas que se tranquilicen porque no hay maná para ellas todavía.
Madurar es comenzar a ser responsable de tus propios y actos y dejar de culpar a tus padres o en el campo estudiantil a los profesores por tus derrotas, ya que tú mismo eres quién te pones una trampa en tu propio campo.
Madurar es respetar las opiniones y decisiones de los demás y dejar de pensar en su propio yo, ya que eso te lleva a una inmadurez inferior a la de los niños menores.

Más que nada, madurar es callar cuando no hay evidencia de algo que solo se basa en argumentos.



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